Hace 150 años comenzaba la andadura de esta gran empresa con la constitución en la ciudad de Lieja (Bélgica) de la Compagnie des Eaux de Barcelone. 150 años de trabajo intenso, el trabajo de más de seis generaciones de catalanes que forman parte del pasado y también del presente de Aguas de Barcelona. Estoy convencido de que, en el futuro, serán muchas más generaciones. Y todas ellas estarán comprometidas, desde el conocimiento y la dedicación, como lo hemos estado haciendo hasta ahora. Nuestro compromiso con el desarrollo sostenible y nuestra contribución a hacer real el acceso universal al agua y saneamiento están claramente alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
Recodaba el pasado miércoles 14 de junio, durante el acto institucional de celebración del 150 aniversario de la compañía, que el éxito de esta trayectoria se debe, más allá de llevar a cabo nuestra actividad con criterios de excelencia, anticipándonos a las necesidades de las personas, a que hemos estado siempre atentos a nuestro entorno y a la manera de implicarnos y comprometernos con las realidades y con los momentos de la historia de Barcelona y del país.
Resumía ante el numeroso auditorio que se congregaba en el Museo Agbar de las Aguas – un espacio emblemático de la compañía y que nos permitía rememorar el espíritu pionero de nuestros orígenes haciendo un guiño al presente ya que desde allí se bombea el 40% del agua que se consume en Barcelona y en toda el área metropolitana- las tres claves que desde mi punto de vista nos han permitido estar siempre presentes en nuestro entorno.
En primer lugar, recordaba que la esencia de Aguas de Barcelona radica en el servicio al interés general de la ciudadanía. Voluntad de servicio y de compromiso social han sido el motor de la compañía a lo largo de toda su historia. En la actualidad, nuestro Fondo de Solidaridad, creado tres años antes de la ley aprobada en el Parlamento, asume el pago del agua de más de 50.000 personas en base a nuestra política de máxima protección a los colectivos más vulnerables. Colectivos que, como hemos ido contrastando, una vez entran en este Fondo, desgraciadamente, no salen fácilmente.
Poner a las personas en el centro nos ha permitido a lo largo de los años ser reconocidos como agentes exitosos de transformación social en entornos con gran desigualdad y pobreza, como por ejemplo, en Iberoamérica donde nuestra máxima es garantizar siempre a todos el acceso al agua potable.
El segundo aspecto que puse en valor es los altos índices de ocupación. En el área metropolitana así como en Cataluña estamos comprometidos con la creación de puestos de trabajo de calidad y de proximidad. Como grupo Agbar, en 2015 generamos 10.202 puestos de trabajo directos a tiempo completo. Y estamos comprometidos con una tarea de formación importante (más de 1.000 profesionales han sido formados en más de 17 países).
El tercer aspecto que destaqué es que somos referentes mundiales no sólo en talento y en modelo de gestión, sino también en innovación y tecnología. En estos momentos, a nivel de grupo Agbar, con la contribución fundamental de Aguas de Barcelona, 235 profesionales se dedican exclusivamente a proyectos de investigación y de innovación, con una inversión aproximada de 19,4 millones de euros anuales.
Esto nos permite exportar tecnología y exportar talento. Muchos países de todo el mundo – países como Reino Unido, Estados Unidos Chile o Colombia- se interesan por nuestro know how y quieren aplicarlo. Nos sentimos profundamente afortunados y agradecidos cuando nos reconocen como embajadores de Barcelona y de Cataluña en el mundo. Contribuimos a la proyección de Barcelona y una de las muchas muestras de esta proyección es nuestra presencia global.
En un contexto donde las necesidades sociales son crecientes, y donde el estado social requiere una sólida actividad económica que permita su sostenibilidad, con el impulso de Aguas de Barcelona, el grupo Agbar es una pieza fundamental para la creación de bienestar para el territorio. En 2015, Agbar contribuyó al PIB de Cataluña en 904 millones de euros, es decir, representó el 0,42% del PIB catalán. Trabajamos en un mundo global pero con personas y talento locales, porque para ser referentes en el mundo, primero debemos serlo en casa.
Finalicé mi intervención mirando al futuro ya que en Aguas de Barcelona tenemos muy presentes las próximas generaciones: nuestros hijos, a quien debemos dejar unas ciudades, no sólo más sostenibles y respetuosas con el medioambiente, sino con unas infraestructuras que permitan soportar el crecimiento demográfico. Y, sobre todo, que cuenten con una formación que transmita los valores del trabajo, el esfuerzo, el compromiso o el trabajo en equipo.
Todo lo que destaqué es, en esencia, lo que creo que ha hecho de Aguas de Barcelona lo que es hoy: una empresa al servicio de las personas y de las ciudades y con un modelo de gestión sostenible económicamente, medioambiental y socialmente. Y lo más importante es que tenemos un proyecto de futuro que contempla seguir haciendo lo que hemos hecho hasta ahora.
Hacemos un llamamiento a un modelo de éxito basado en la cooperación público-privada. Queremos seguir contribuyendo para generar riqueza en Barcelona y Cataluña, creando puestos de trabajo, ayudando a las personas que más lo necesitan, para seguir exportando fuera de nuestras fronteras un modelo exitoso de compañía que es referente de gestión, de talento y de respeto a las personas y al medioambiente.
Somos conscientes de que una de las cosas que hace fuerte este país es poder contar con compañías como la nuestra que se implican por el territorio y que es un actor clave de su progreso. Nos tendrán siempre al lado cuando se trate de contribuir al progreso económico y social del país. Cuenten con nuestro compromiso.
Este artículo es un extracto del discurso que realicé el pasado 14 de junio en la conmemoración del 150 aniversario de Aguas de Barcelona.