En 2015, Naciones Unidas aprobó la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible con 17 Objetivos (ODS), que abarcan desde la eliminación de la pobreza a la lucha contra el cambio climático y el acceso al agua potable y al saneamiento. Este último es el que nos ocupa de forma más directa. Por primera vez, el acceso universal al agua y al saneamiento tomaba su propio lugar en la agenda de la ONU (ODS 6) y lo hacía de forma ambiciosa. Pero, además, reconocía el recurso como inherente al logro efectivo del resto de los ODS, ya que su presencia es transversal en todos ellos (derecho a la alimentación, a la salud o al desarrollo en un medio ambiente en equilibrio). Ninguno puede ejercerse con plenitud si no existe la garantía previa del derecho al agua. Debemos recordar que todavía existen 2.000 millones de personas sin acceso y disponibilidad de agua potable en el hogar y 4.500 millones sin servicios de saneamiento seguros, según los datos de la Organización Mundial de la Salud y Unicef.
Desde Suez, creemos en la capacidad para transformar esta realidad. Por ello, nuestra empresa ha apoyado y se ha sumado al proyecto de Naciones Unidas desde sus inicios, que ponía mayor énfasis en la fuerza transformadora de los agentes privados en el llamamiento a la acción para lograr que las metas de la agenda 2030 y los 17 ODS sean una realidad. Conscientes de nuestra responsabilidad, desde Suez España hemos concretado nuestra hoja de ruta a través del REwater Global Plan 2017-2021, con el que alineamos nuestra estrategia empresarial con los ODS y sus metas específicas. Este plan contempla diez compromisos diseñados sobre dos ejes – Planeta y Personas y desde 2018 cuenta con el refuerzo de las alianzas y la innovación como piezas transversales. Esta hoja de ruta nos ha situado como referentes en la adquisición de compromisos concretos y medibles que impulsen la consecución de todos los ODS y, en especial, del objetivo 6 (acceso al agua y al saneamiento), tan inherente a nuestra actividad, el 1 (fin de la pobreza), asegurando el suministro de agua a las familias en situación de vulnerabilidad, y el 13 (lucha contra el cambio climático), a través de nuestras acciones en economía circular, el desarrollo del pionero modelo de biofactorías y la naturalización de las instalaciones.
El último objetivo de los ODS, el 17 (alianzas para lograr los objetivos), debe marcar la metodología de los planes de acción de todos los actores involucrados en la Agenda 2030. De hecho, solo a través de alianzas seremos capaces de lograr las metas y multiplicar el impacto de nuestras acciones. Estas alianzas también son esenciales para abordar los desafíos que actualmente existen en el ámbito del agua, como el de avanzar en el modelo de la actual regulación del sector. Necesitamos hacerla evolucionar y fortalecer a través de un regulador único como una solución fundamental para solventar, por ejemplo, los desequilibrios hídricos territoriales. Aspirar a una gobernanza acorde con las necesidades del sector y la ciudadanía requiere que el agua sea tema de Estado y que se alcancen los acuerdos que sean necesarios para asegurar el suministro. Además, esa gobernanza es necesaria para disponer de más exigencia y más transparencia y cooperación entre todos los agentes implicados para dar respuesta a los retos que plantea el sector del agua.
Del mismo modo, necesitamos situar el conocimiento técnico en el centro de las decisiones y evitar, de esta manera, que posiciones ideológicas frenen el desarrollo y la implantación de soluciones efectivas a través de un modelo de éxito basado en la colaboración público-privada. Para ello, de nuevo, la gobernanza, la cooperación y un análisis riguroso de los retos a gestionar son esenciales para determinar cuál es el papel que debe asumir cada uno, así como cuáles son sus responsabilidades.
Todos debemos implicarnos en ello: las Administraciones Públicas, las universidades, el sector privado y los ciudadanos. Todos tenemos una responsabilidad, cada uno desde su ámbito. Juntos debemos articular respuestas ante cuestiones esenciales para la sostenibilidad del planeta, como son el cambio climático, la sequía, la inmigración o el aumento poblacional. Esas respuestas no solo deben generarse en el ámbito de país, sino que deben llegar y estar coordinadas con líneas de actuación impulsadas desde ámbitos supranacionales.