Vivimos inmersos en escenarios complejos marcados por el horizonte incierto del desarrollo tecnológico, la fractura social, la brecha económica y territorial, el cambio climático y sus feroces consecuencias para el planeta.
¿Cómo podemos enfrentarnos a los enormes desafíos que presenta el mundo actual y el que está por venir?
Vivimos también una era de profundas transformaciones, con el desarrollo de tecnologías que han revolucionado los sistemas de producción y que afectan directamente a nuestra forma de vida. Lo que hace unos pocos años definíamos como nuevas tecnologías ya son herramientas de uso cotidiano y los llamados «nativos digitales», que estaban en la escuela cuando Marc Prensky acuñó este concepto, ya han salido de la Universidad o forman parte de una empresa.
A diferencia de la evolución técnica en décadas anteriores, ahora no nos encontramos ante un proceso de perfeccionamiento del sistema, que lo modifique linealmente, sino frente a una verdadera transformación disruptiva del paradigma conocido.
Lo que comenzó con el desarrollo informático y la nanotecnología, ha dado paso a la sociedad de la información y a la creación de nuevos campos del saber como la biotecnología, la neurociencia, el Big Data, el Internet de las Cosas (IoT) o la Computación Ubicua.
La innovación: clave para afrontar los retos de futuro
Debemos asumir que tenemos por delante una realidad compleja y que debemos valorar despojarnos de ideas que a lo mejor ya no son óptimas para investigar y alcanzar nuevas respuestas que sean acordes con este tiempo y las necesidades que nos plantea. Debemos aceptar que hay nuevos paradigmas científicos, culturales, sociales y medioambientales desde los que realizar nuevos enfoques.
La incertidumbre y el cambio continuo definen a esta nueva realidad que vivimos . Asistimos a una época en permanente cambio y previsiblemente disruptivo. La evolución tecnológica es constante y exponencial y abre horizontes que ni siquiera en el plano teórico son imaginables a largo plazo. Lo que hoy es de una forma puede ser completamente distinto en un futuro no muy lejano. Necesitamos, por tanto, sociedades que sepan adaptarse al cambio de manera ágil y eficaz.
En la Fundación Aquae apostamos por el talento como motor del cambio. Cuando hablamos de ‘La Revolución de las Ideas’ tratamos de reflejar el valor del conocimiento para afrontar los desafíos del presente y del futuro. Y decimos también que hay que promover el espíritu emprendedor, la innovación y el desarrollo y la transferencia del conocimiento para tener oportunidades en ese futuro incierto por construir.
La inspiración como clave que desencadena el talento
Si asumimos como válida esta descripción del nuevo orden mundial, entonces estaremos de acuerdo en que los retos cambian y cambiarán constantemente, por lo que tenemos que modificar no sólo la manera de actuar, sino también cómo generamos y transmitimos un conocimiento que, en breve, quedará obsoleto.
Es imprescindible que seamos creativos en la manera de difundir y divulgar; sólo así conseguiremos «despertar el talento».
Innovar es ser capaces de definir y conceptualizar las necesidades, pero también de poder ofrecer respuestas diferentes, creativas y realistas a las demandas que surgen. Solo aceptando la complejidad de la realidad y abordando las respuestas con decisión, será posible hacer efectivo un modelo de desarrollo capaz, sostenible e integrador en todo el mundo.
El eje sobre el que se construye la actividad de la Fundación Aquae son las personas. Sus necesidades, sus sueños, sus ambiciones y sus esperanzas son nuestra motivación. Queremos invitar a las personas a que transformen sus sueños en realidades, sus visiones en proyectos y a que pongan su talento al servicio de la humanidad y del planeta.
Para ello generamos espacios, como el Aquae Campus y los Talen Hub, en los que reflexionar, debatir y compartir visiones, conocimientos y experiencias que nos ayuden a crear modelos de vida sostenibles.
El agua, fuente de inspiración
En el agua surgió la vida. En torno a ella se asentaron las civilizaciones. Tres cuartas partes del cuerpo humano son agua… Aun así nos enfrentamos a un escenario preocupante de escasez de recursos hídricos en un futuro inmediato y a día de hoy, todavía 2.100 millones de personas en el mundo no tienen acceso a agua potable en sus hogares.
Agua, alimentación y energía forman un trinomio de vital importancia en el futuro del planeta y debemos responder a los retos que se plantean en estos ámbitos de manera creativa, e innovadora.
Los recursos naturales son limitados y de ahí la necesidad de avanzar en la puesta en marcha de modelos de economía circular, basados en el aprovechamiento máximo de los recursos y en la no generación de residuos o la reutilización de los mismos.
El agua como bien esencial para la vida, la alimentación, la higiene y la salud, el desarrollo económico y el bienestar de las sociedades, cobra cada vez mayor importancia y se ha convertido en un elemento transversal de la agenda global. El acceso universal al agua y al saneamiento es una de las metas de desarrollo recogidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y desde Fundación Aquae contribuimos a su consecución. Promovemos un modelo de crecimiento y desarrollo económico y social responsable, en el que los recursos naturales, y muy especialmente el agua, sean utilizados de manera más sostenible.
Este artículo pertenece a ‘Visible Invisible (Libro de ponencias de Aquae Campus 2017)’, el primer libro de la Colección Aquae.