Al declinar el pasado verano, cuando se disponía a regresar a la desértica cotidianidad de su territorio, se preguntó a una niña saharaui, que concluía un solidario periodo de vacaciones en España, qué le gustaría llevarse. «Un grifo», fue su rápida, espontánea y simbólica contestación. Una respuesta que evidencia mejor que nada esa dramática dicotomía que, en torno al agua, representan abundancia y escasez, despilfarro y necesidad; una especie de punto de partida de la fina línea que delimita esperanza y desesperanza. Es también un reflejo de esa percepción tan generalizada de que el agua nace en el grifo, del mito del eterno e infinito suministro propio de las sociedades occidentales, tendentes a ignorar que más de un tercio de la humanidad vive en la escasez. Evidencia, asimismo, lo acertado de la decisión de Naciones Unidas de proclamar 2013 como Año Internacional de la Cooperación en la Esfera del Agua.
La iniciativa de Naciones Unidas nos brinda la oportunidad de abrir una reflexión multidisciplinar sobre el concepto mismo de cooperación en esta materia e invita a cuestionar viejos esquemas y moldes. Las declaraciones oficiales e institucionales resisten mal el paso del tiempo y soportan con dificultad el duro peso de la realidad, su inmensa tozudez o su carácter refractario a cualquier proclama. En el caso del agua, como en tantos otros, las cosas acaban siendo como están y no como se pretendía que fuesen. Frente a esa especie de síndrome del grifo, síntoma inequívoco de enfermedad, estamos llamados y obligados a debatir y reflexionar, todos cuantos tengan o tengamos algo que aportar al gran desafío de hacer realidad el derecho humano de acceso al agua potable y el saneamiento. Ante la dimensión del reto, el Año de la Cooperación en la Esfera del Agua debe tener una larga proyección, incluso permanente.
Una propuesta de estas dimensiones no puede quedarse reducida a un periodo de doce meses, ni sujeta a criterios periclitados. La cooperación debe trascender su significado tradicional. No debe responder a una idea o impulso transitorio de generosidad o altruismo, sino a una voluntad de integración, con la participación de agentes diversos que interactúan y pueden contribuir desde diferentes espacios al desarrollo y el bienestar. Un reto de las dimensiones que afrontamos, ha de tener continuidad e incardinarse en nuestro quehacer cotidiano con una perspectiva de largo plazo fundamentado en la concepción de un desarrollo sostenible y sostenido que permita situar el horizonte en 2050, lejos del regate corto actual o de una perspectiva inmediata más propia de la actividad política. El futuro es muy extenso y el presente, condicionante. Las cifras son apabullantes, pero ignorar su realidad una irresponsabilidad. En definitiva, hay que impulsar un sentimiento cooperativo y una voluntad de colaboración de carácter transversal que, de forma esférica, trascendiendo fronteras, permita promover lugares de encuentro y espacios comunes de diálogo y reflexión.
En los fundamentos de la Cooperación en la Esfera del Agua está la voluntad de adaptarse a cada ámbito territorial; implica dialogo permanente entre interlocutores diversos, capacidad de escuchar, disposición a entender, intercambio de criterios y opiniones. Algo que va mucho más allá del debate formal, de los discursos y los datos. El objetivo es definir espacios de encuentro, objetivos comunes y resultados compartibles. Para ello, tendremos que esforzarnos en interpretar la realidad de manera creativa, adelantarnos a los hechos con sensibilidad, indagar en su significado. La acumulación y transferencia de conocimiento supone acercarse a las cosas con curiosidad e inteligencia, sin apriorismos. Lo contrario, aún con brillantes palabras, abundancia de cifras, aparentes aportaciones altruistas o constataciones académicas, sólo servirá para enmascarar, tergiversar u ocultar la realidad engañándonos a nosotros mismos. En el caso de la niña saharaui, el valor añadido de sus palabras no está tanto en lo que dice como en lo que quiere decir.
Publicado en la monografía La Esfera del Agua