Para mí es un honor poder homenajear a los que hemos llamado los mayores, a todas las personas que han trabajado en el pasado en nuestra compañía, y es un motivo particular de alegría que podamos hacerlo en el 150 aniversario de nuestra compañía.
Durante el acto de homenaje celebrado el pasado jueves 5 de octubre en el Auditorio de Barcelona – por no caber en ninguna de nuestras instalaciones- oíamos hablar de esfuerzo, de entrega, pero sobre todo oímos hablar de compañerismo y de pasión. Me gustaría hacer hincapié en el hecho de que han sido 150 años de trabajo intenso; el trabajo, como ya hemos dicho varias veces, de más de seis generaciones de catalanes que forman parte del pasado y también del presente de Aigües de Barcelona. Estoy convencido de que en el futuro serán muchas más, y todas ellas estarán comprometidas, como lo han estado los mayores desde el conocimiento y la dedicación. En sus años de más actividad, probablemente todavía no nos referíamos a nuestro impacto en el entorno en términos de desarrollo sostenible, pero no tengo ninguna duda de que fueron pioneros, con su trabajo, en crear este impacto positivo en la comunidad en la que operaron. Hoy, como ayer, la implicación ha sido siempre una seña de identidad de nuestra compañía, y solo es posible mediante el compromiso que todas estas generaciones han tenido, el compromiso de la gente que trabaja en la compañía.
Para mí, la clave de este éxito está, más allá de llevar a cabo nuestra actividad con criterios de excelencia – no debemos olvidar que, como muy bien dijo Eva Ferruz, damos el servicio con criterios de excelencia y muchas veces ello no se nos reconoce-, en que hemos estado siempre atentos a nuestro entorno y a las necesidades de las personas. A cómo implicarnos y comprometernos con las realidades y los momentos de la historia de Barcelona y del país. La ciudad de Barcelona, de hecho, ha formado y forma parte de nuestro ADN, de nuestra esencia como proyecto. No seríamos lo que somos sin Barcelona como ciudad y sin los barceloneses y barcelonesas como referente. Somos testigos y hemos participado en la creación del nuevo paisaje de la modernidad, acompañando a la evolución de los pueblos y ciudades que hoy nos acogen. Conocemos muy bien estas poblaciones porque hemos velado por que sus arterias invisibles a los ojos de mucha gente funcionen como un mecanismo preciso e infalible. Siempre hemos hecho algo muy complejo: que suministrar agua cada día parezca tan sencillo como cerrar los ojos. Parece una obviedad, pero no siempre ha sido así, y de vez en cuando hay que recordarlo.
Cuando nuestra compañía comenzó su camino, hace un siglo y medio, pocos eran los privilegiados que disponían de agua corriente. Todavía hoy, en muchas partes del mundo el acceso al agua potable y el saneamiento es un lujo al alcance de muy pocos. Y, de hecho, uno de nuestros compromisos es colaborar y actuar para que esto deje de ser así. Hoy hablamos a menudo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Estos objetivos establecen unas metas que nos ayudan a movilizarnos. Si hoy es posible que estemos más cerca del acceso universal al agua y el saneamiento, es también gracias al trabajo de nuestros profesionales. Desde los inicios de la compañía, todos los empleados hemos trabajado codo a codo por los ciudadanos a los que Aigües de Barcelona presta el servicio. Uno de los propósitos principales ha sido siempre anticiparnos a sus necesidades y contribuir positivamente a su vida. Contribuir positivamente y alcanzar estos objetivos es un desafío que no podría afrontarse sin el esfuerzo colectivo de todos los trabajadores. Es gracias a estos trabajadores que Aigües de Barcelona ha podido y puede, aún hoy día, seguir transformándose y comprometiéndose en avanzar hacia un modelo de gestión de recursos más sostenibles e inclusivo.
A lo largo de estos 150 años, seis generaciones han dedicado su vida profesional al servicio del agua. Día a día se hace patente el compromiso y la implicación de los profesionales que han formado y forman parte de la compañía. Hoy, todos juntos seguimos siendo embajadores de Aigües de Barcelona.
Es necesario explicar a todo aquel que no lo sepa que, además de trabajar con los estándares de excelencia más altos posibles, pensamos en la sociedad, en el ciudadano. Para nosotros es un aspecto inherente a nuestra compañía, porque lo tenemos integrado en el compromiso con la sociedad y con las personas. Somos conscientes, plenamente conscientes, de que los últimos años han sido complicados para mucha gente, y aunque algunos indicadores señalan una cierta recuperación, todos sabemos que algunas personas siguen pasándolo mal. Me refiero a las personas vulnerables económicamente. Como sabéis, para hacer frente a esta situación, creamos un fondo de solidaridad. Lo hicimos antes de que estuviera regulado y que nadie lo pidiera. Podemos decir, por tanto, que gracias al fondo de solidaridad no hemos cortado nunca el agua a nadie que no la pueda pagar.
Desde la pasión que sentimos como profesionales del agua, pasados, presentes y futuros, queremos seguir emocionando y trasladando a la ciudadanía y a las generaciones futuras la necesidad de apreciar el agua. Fueron los mayores con su ilusión, con su pasión, quienes abrieron este camino.