En el ciclo Foro de Vanguardia, organizado por el grupo Godó (La Vanguardia, Rac1 y Mundo Deportivo), he pronunciado la conferencia “El agua: retos y respuestas”, donde se ha hablado del modelo de empresa, de cómo podemos afrontar los retos conjuntamente y de soluciones ante la escasez hídrica.
En estos 156 años de historia, si una cosa nos ha caracterizado, es la excelencia en la prestación del servicio y la aceptación social en todos los lugares en los cuales hemos estado. Aguas de Barcelona, en Barcelona, es el líder del benchmark mundial en la gestión de agua. Hemos conseguido desarrollar un modelo de empresa resiliente y comprometida con todos los grupos de interés que forman parte de nuestro ecosistema.
Tenemos un compromiso para garantizar la sostenibilidad de todas nuestras actuaciones y, sobre todo, lo hacemos situando a las personas en el centro. Hemos vivido momentos críticos, como el COVID o la epidemia de tifus en 1904, pero siempre hemos procurado que las personas a las cuales servimos estén siempre en el centro de nuestras actuaciones. Porque, para nosotros, son lo más importante.
Por tanto, no solo actuamos desde la excelencia en la gestión, sino también en la acción social para ayudar a todas las personas que lo necesiten. Lo hemos hecho en Latinoamérica tradicionalmente y también en España, sobre todo a partir de la crisis del 2008, cuando hemos visto que aumentaba la desigualdad, había más familias que no podían hacer frente al recibo y debíamos garantizar que todo el mundo tuviese acceso al agua.
Excelencia en la gestión, acción social, innovación y sostenibilidad: esto hace que nuestra empresa sea el benchmark mundial. Siguiendo este modelo de empresa, siempre hemos defendido la cooperación y colaboración público-privada. Ante la necesidad de la participación de la parte pública, creemos que, en estos últimos ocho años, el regulador no ha efectuado el papel que le correspondía. Por eso, hemos tenido que emprender 50 pleitos de 150 millones de euros que se va a encontrar en la mesa el nuevo gobernante del Área Metropolitana de Barcelona.
Ahora, debemos mirar al futuro y afrontar los desafíos, como el cambio climático y la escasez hídrica que se deriva de ello. Por eso creo que el agua debe ser un eje central de la política y plantear planes de resiliencia urbana. En el área metropolitana de Barcelona, ya deberíamos estar invirtiendo 105 millones de euros que nos van a permitir garantizar el suministro a pesar de la escasez actual; se debería abordar la modernización de los regadíos en las áreas agrícolas; y también es imprescindible desarrollar un plan de economía circular para la recirculación del agua en las industrias y desvincular el caudal que necesitan, del consumo urbano o agrícola. Todo ello pasa por la regeneración y la reutilización, que permite disponer de un agua con una calidad superior al agua natural.
En una coyuntura crítica de escasez hídrica, en el área metropolitana de Barcelona, tocamos fondo con los embalses el 2 de mayo, con 155 hectómetros cúbicos. A partir de esa fecha, han ido mejorando las reservas y hoy nos encontramos en 170 hectómetros cúbicos -el 27,8 %-, pero sigue siendo una situación crítica. En estos momentos, el 25 % de agua en el área metropolitana de Barcelona proviene de la reutilización, el 33 % de agua es desalada y el resto proviene de pozos, agua subterránea, acuífero del Llobregat y acuífero del Besòs. Así podremos garantizar, en esta situación crítica, no va a haber cortes en el consumo doméstico.
Pero, en el resto de Cataluña, cada área es distinta, como vemos en el Pla de Lleida y otras zonas de la Cataluña interior. 459 municipios en las cuencas internas se han declarado en excepcionalidad, y 305 localidades de la cuenca del Ebro están en situación de emergencia.
Ante esta situación de excepcionalidad, en el área metropolitana de Barcelona, en el ámbito doméstico, gracias al esfuerzo de todos y si realmente somos capaces de llevar a cabo estas inversiones prioritarias de manera inmediata, probablemente no tendremos cortes de agua en los próximos tiempos.
Y es evidente que este futuro solamente se va a poder abordar con la participación público-privada y con el acuerdo entre administraciones, sociedad y entes destinados que están gestionando el agua. Es necesaria la elaboración de un plan nacional de obras hidráulicas que permita dotar de agua a todos los sectores. De esta forma, evitaremos que esto vuelva a suceder.
En el Parlament de Cataluña, por ejemplo, se aprobó una ley contra la sequía por parte de todos los grupos centrales, dejando los extremos al margen, con la que se acuerda destinar 105 millones de euros para obras de emergencia. La ley se aprueba en el Parlament el 4 de mayo, se publica en el DOGC —y es urgente— el 22 de mayo y todavía no tenemos la autorización para hacer las obras.
Asimismo, la solución definitiva, que ya podríamos ponerla en marcha, es la reutilización de las aguas con un proyecto de 1.300 millones de euros para la resiliencia del ciclo del agua en el área metropolitana de Barcelona y reutilizar el 100 % de las aguas. Es un proyecto acordado con la ACA y con el Gobierno central, para presentarlo a los fondos europeos Next Generation, pero falta su tramitación por parte de la administración.
Por tanto, no debe haber una competencia entre los distintos usos del agua. Porque tenemos los medios necesarios a nuestro alcance -conocimiento, tecnología y capacidad de gestión- para desvincular las lluvias del consumo urbano. Necesitamos gobernanza.
Ante las preguntas formuladas por el director adjunto de La Vanguardia, Manel Pérez, y la responsable de Meteorología de RAC1, Mónica Usart, con la presentación del periodista Ramón Rovira, adjunto a la presidencia y director de Relaciones Institucionales del Grupo Godó, hemos abordado cuestiones como el buen rendimiento de la red urbana, el eficiente uso del agua que hace la ciudadanía o el desglose de los conceptos de la factura del agua.