El gran reto de la ciencia en este S. XXI es, sin duda, el desarrollo sostenible que se erige por derecho propio en el paradigma que define la nueva era de la humanidad. El agua está, por tanto, en el centro del debate siendo fundamental para el desarrollo socioeconómico y medioambiental. Por esa razón resultan de vital importancia encuentros como el realizado el pasado 22 de noviembre bajo el título «El Agua en el ámbito de la salud y la calidad de vida», en el que participaron la Real Academia Nacional de Medicina, las Reales Academias de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, de Farmacia e Ingeniería y la Fundación Aquae.
Cuatro grandes academias y la Fundación Aquea, referente de la apuesta por la sostenibilidad y la investigación, trabajando de forma conjunta para poner de relieve una cuestión de trascendencia vital para el futuro próximo y lejano de nuestra sociedad: el agua.
Cooperación y transferencia de conocimiento, aspectos fundamentales para poder avanzar en la dirección correcta, que no es otra que lograr hacer realidad el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 6 y evitar que 700 millones de personas en el mundo sigan sin acceso a una fuente de agua de calidad, que 2.400 millones de personas no tengan acceso al saneamiento y 1.000 millones sigan teniendo que recurrir a la defecación libe.
El agua es un derecho humano, así lo estableció Naciones Unidas en el año 2010 reafirmando que un agua potable limpia y el saneamiento son esenciales para la realización de todos los derechos humanos. Por tanto, tal y como aseguró en el encuentro el profesor y académico de la Real Academia Nacional de Medicina, Manuel Serrano, negar su consumo «constituye una de las mayores atrocidades que puede llevar a cabo el hombre».
En el centro de la vida está el agua, tanto es así que la potabilización del agua es la medida preventiva más importante, seguida por el uso de las vacunas, tal como manifestó el también académico de número de la Real Academia Nacional de Medicina, Gonzalo Piédrola.
El agua permite la relación con otros pueblos y culturas. Es una fuente de energía, es innovación. El agua resulta vital para mejorar el bienestar y la productividad de las sociedades. El agua necesita a su vez conocimiento, gobernanza y gestión.
La tarea que tenemos por delante no se logrará sin el trabajo conjunto del sector público, la comunidad científica y la comunidad empresarial, que tienen que ser globalmente responsables. Debemos trabajar de manera colaborativa, tal como marca el ODS número 17, porque todos sabemos que la combinación de agua y ciencia da como resultado personas sanas, aumento de la prosperidad y sociedades equitativas e igualitarias.
Nuestro compromiso es formar parte del esfuerzo común por mejorar su abastecimiento, reducir el número de personas con escasez de agua y optimizar la eficiencia y el uso.