El Día Mundial del Libro es una conmemoración muy esperada por todos los que disfrutamos del hábito de la lectura y apreciamos lo que esta actividad representa en nuestras vidas. Hoy querría sumarme a la celebración de un día que cada quien considera suyo, pero que es de todos, y animar así a leer y fomentar la lectura, sobre todo, entre los más jóvenes.
Aprovechando esta oportunidad, me gustaría invitar a los más pequeños de la familia a conocer la apasionante vida de una personalidad histórica que sigue inspirando al mundo como modelo de actividad incansable: Agustín de Betancourt. Su biografía adaptada para niños de ocho a once años, Agustín de Betancourt Un ingeniero universal, pertenece a la serie Canarios Ilustres, publicada a través de la colaboración entre la Fundación Acuorum y Vegueta Ediciones. Esta es la emocionante historia de un hombre que a lo largo de su vida nunca renunció a los principios ilustrados y humanistas y que investigó en los campos más diversos de la ingeniería, desde la naval hasta las telecomunicaciones. Así fue como desplegó una ingente actividad en la construcción de vías de comunicación tanto en España como en Rusia. Además de ser el fundador y director de las primeras escuelas de ingenieros de caminos, canales y puertos en los países citados, llevó a cabo una destacable labor como profesor y diseñador de sus planes de estudio. Nacido en Tenerife en 1758, fue uno de los ingenieros más prestigiosos de la Europa de su época. Por eso hoy, casi tres siglos después de su nacimiento, sigue siendo un modelo de tenacidad e iniciativa claramente susceptible de tomar forma como lectura inspiradora para los más pequeños.
Si la experiencia de la lectura en la infancia y la juventud es imprescindible para entender y abordar la complejidad de la vida adulta, también lo son aquellos poetas que han logrado con su obra trascender su propio derrotero biográfico. Este es el caso del recientemente fallecido Nicanor Parra. Universalmente conocido como el representante de la antipoesía, perteneció a una estirpe nacional de geniales poetas chilenos del siglo XX, junto a Vicente Huidobro, Gabriela Mistral o Pablo Neruda. También fue reconocido por escritores contemporáneos de la relevancia de Roberto Bolaño, quien decía de él que «escribía como si fuera a ser electrocutado». Fallecido el 23 de enero de este año a los 104 años de edad, podemos afirmar que su longevidad no se hizo evidente solo en la voluntad de haber rebasado físicamente el promedio de vida humano, sino en una obra que lo ha trascendido y pervivirá en la historia. Además de ampliar el espectro del discurso lírico en castellano, Parra también incursionó en la experimentación gráfica, con sus conocidos artefactos visuales. Pero con lo que seguramente seguirá transfiriéndonos su vitalismo irreverente es con sus ecopoemas.
Sin abusar de la intención didáctica y con un mensaje de contagiosa honestidad, Parra denunció la gravedad de la crisis ambientalista que nos rodea en El cielo se está cayendo a pedazos (Vegueta Ediciones). Esta es la primera antología completa de sus piezas de temática ecologista. Consiste en una edición ilustrada y acompañada con breves textos periodísticos de este inigualable escritor, merecedor del premio Cervantes en 2011. La selección fue realizada por Niall Binns, profesor de literatura hispanoamericana de la Universidad Complutense de Madrid y especialista en la vida y la obra del poeta chileno. En el interior de sus páginas figura una selección de obras tan importantes como Poemas y antipoemas (1954), Ecopoemas (1982) o Poesía política (1983), y se compila a gran formato sus experimentos gráficos, sus artefactos visuales. Tanto el nombre de esta antología como el epígrafe que la encabeza corresponden a unos versos de un antipoema de 1954 que indicaba la urgencia del problema ecológico en una ciudad como Santiago de Chile, cubierta habitualmente por el esmog, y donde «el cielo se está cayendo a pedazos».
Por todo esto, os recomiendo ambos títulos, Agustín de Betancourt. Un ingeniero universal y El cielo se está cayendo a pedazos.
También debemos recordar a otro de los grandes poetas chilenos, Gonzalo Rojas, a quien tengo presente desde hace años para celebrar el Día Mundial del Libro. El próximo 25 de abril se celebrará su séptimo aniversario pero, a pesar del paso de los años, la figura de este autor se mantiene intacta e incluso incrementa.
El Día Mundial del Libro pretende atribuirle a la lectura la importancia que le corresponde a uno de los canales fundamentales de la educación y la cultura, así como uno de los grandes pilares sobre los que se apoya toda sociedad avanzada. Sobre todo porque ambas actividades funcionan a la vez como espejo y ventana, es decir, como reflejo y proyección, realidad y deseo, de nuestra posible incidencia sobre el mundo que nos rodea.