Para los que tenemos la suerte y la responsabilidad de dedicarnos profesionalmente al agua, cada día es una oportunidad de demostrar nuestro compromiso. Además, desde hace 20 años la ONU ha querido significar un día específico – cada 22 de marzo- en el que reflexionar a escala global sobre los retos pendientes. Por este motivo, celebramos y reivindicamos el Día Mundial del Agua, una efeméride con unos objetivos cruciales para el futuro del planeta y que, este año, bajo el lema «Aguas residuales, ¿por qué desperdiciar agua?», aborda la imperante necesidad de reducir y reutilizar las aguas residuales, tal y como recogen los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En concreto, el Objetivo 6.3 establece las siguientes metas al respecto: «mejorar la calidad del agua, reducir la contaminación, eliminar los vertidos y minimizar la liberación de productos químicos y materiales peligrosos, reducir a la mitad el porcentaje de aguas residuales no tratadas y aumentar sustancialmente el reciclaje y la reutilización segura del agua».
No cabe duda que estas mejoras afectan de forma positiva a la práctica totalidad de los ODS. El agua es un eje transversal y vertebrador de vida, fundamental para lograr el desarrollo y la sostenibilidad del planeta. Actualmente, más del 80% del agua no se reutiliza. Debemos extender el suministro de agua segura a los más de 660 millones personas para los que a día de hoy este derecho básico resulta un artículo de lujo. No debemos olvidar que, en el mundo, 842.000 muertes al año están directamente relacionadas con la utilización de fuentes no seguras de agua, lo cual provoca enfermedades como el cólera, disentería o fiebre tifoidea.
Hay que prestar especial interés a las ciudades e invertir en ellas, ya que cerca del 70% de la población mundial vivirá en ellas en 2050, en comparación con el 50% actual. En los países desarrollados, en los que existe infraestructura y tecnología necesaria, no hay excusa para incrementar desde ahora mismo las cifras de aguas residuales reutilizadas.
En un acto conmemorativo del 150 aniversario de Aigües de Barcelona, celebrado recientemente, exponía que, para garantizar el suministro de agua sostenible y el saneamiento en la ciudad, la solución pasa por invertir en reutilización y depuración de aguas residuales, dejando de lado iniciativas como los trasvases. Para lograr este objetivo, las empresas del grupo optan por el camino de la excelencia y la aplicación de tecnología puntera.
De todos es sabido que las cuencas internas de Cataluña, donde se encuentra la región metropolitana de Barcelona, tiene un déficit de garantía de suministro cifrado entre 2 y 6 m3/s de acuerdo a la planificación hidrológica, una situación que implica que estadísticamente un 20% del tiempo, eso es cada 5 años, estemos expuestos a una sequía que puede llegar a afectar el abastecimiento de agua con todo lo que ello significa para una ciudad que quiere estar a la vanguardia del mundo. En ese contexto, la regeneración de las aguas depuradas se considera indispensable para una garantía sostenible de abastecimiento en los grandes núcleos urbanos, instalaciones como la planta depuradora del Prat (Baix Llobregat), con una capacidad de tratamiento terciario de 3m3/s deben incorporarse de manera urgente dentro de los recursos habituales para el abastecimiento de la ciudad.
La estación depuradora de Gavà-Viladecans, que opera Aigües de Barcelona, es un ejemplo claro de las ventajas que ofrece la reutilización. A través de estrictos procesos fisicoquímicos se obtiene un nuevo recurso hídrico que se destina al riego agrícola, de parques y jardines urbanos, o de campos de golf, así como a la recarga de acuíferos o al baldeo de calles. El agua reutilizada municipal permite al ayuntamiento ahorrar hasta 180.000 m3 de agua potable al año, lo que supone el 50% del consumo del municipio, y representa hasta 221 toneladas de CO2 no emitidas.
La consistencia de la estrategia de un grupo ha de materializarse en cada oportunidad en sintonía con las prioridades locales. En la Comunidad Valenciana, a través de Hidraqua, contamos con un ejemplo de buenas prácticas. Gracias, entre otras medidas al uso de agua regenerada, se logró ahorrar el equivalente a 14.300 piscinas olímpicas (o lo que es lo mismo, 36 millones de metros cúbicos) durante el año 2015. Reseñable es el caso de Torrevieja, gestionado por Agamed, donde se reutiliza el 100% del agua depurada. Al igual que Aigües d’Elx, donde además de reutilizar toda el agua que se depura, se destinan cerca de 600.000 m3 a la gestión sostenible del Clot de Galvany.
Canarias también es modelo de reutilización de aguas, en este caso, aplicado al sector turístico. Sería inviable para el Archipiélago asumir las cifras récord de visitantes (que el año pasado alcanzaron los cerca de 15 millones de turistas) y asegurar la sostenibilidad del modelo a futuro sin una gestión eficiente del agua.
En este sentido, el grupo Canaragua se sitúa como líder en la prestación de servicios aplicados al sector turístico. La compañía suministra agua regenerada procedente de la reutilización de la depuradora de Las Burras, situada en el sur de la isla de Gran Canaria, a tres campos de golf que ocupan una superficie de 2 km2. Estas tres instalaciones consumieron 1.700.000 m3 de agua reutilizada el año pasado, es decir, el volumen de agua equivalente a 680 piscinas olímpicas juntas.
Como se puede observar, desde nuestro grupo de empresas trabajamos constantemente para dar una segunda oportunidad al agua y por eso hemos diseñado una campaña bajo el concepto creativo de «segundas oportunidades». Con esta campaña proponemos acercar distintas realidades cotidianas a la actividad de la compañía mediante una narrativa que aúne este concepto a la emotividad y la familiaridad de las escenas que se retratarán en los contenidos. La campaña se articula a través un microsite (masalladelagua.com), que estará activa a partir del martes 21.
Las ventajas del uso de agua regenerada son incuestionables. En ahorro de agua potable, de emisiones de CO2 y, en consecuencia, en la reducción de la huella hídrica. Debemos caminar hacia una auténtica economía circular basada en la autosuficiencia energética y el residuo cero. Hoy toca recordar los datos, mañana seguir avanzando en esta línea hasta alcanzar los objetivos marcados. No hay tiempo que perder, el planeta no puede esperar.