La naturaleza tiene la respuesta a muchos de los desafíos relacionados con hacer frente a los efectos del cambio climáticos. Especialmente, a los retos que tenemos en el sector del agua. Un hecho que Naciones Unidas ha querido resaltar para conmemorar el Día Mundial del Agua, que, como cada año, celebramos el 22 de marzo.
«La respuesta está en la naturaleza» es el mensaje que lanza la comunidad internacional para que desarrollemos nature-based solutions (NBS). Soluciones naturales que tienen el potencial de ayudar a resolver muchos de los desafíos que tenemos por delante y, además, de forma sostenible, menos costosa y con la posibilidad de replicar en muchos territorios. Sobre todo, en los lugares menos desarrollados, donde el derecho humano al agua potable y al saneamiento sigue sin ser una realidad universal.
Naciones Unidas nos invita a reflexionar en torno a esta idea de «soluciones naturales» a través de la puesta en práctica de acciones concretas como la reforestación, la restauración de humedales o la conexión de ríos con llanuras de inundación. Todas ellas son formas sostenibles y rentables que ayudan a restablecer el equilibrio del ciclo del agua, mitigar los efectos del cambio climático y mejorar la disponibilidad, el suministro y la calidad de las fuentes de agua.
Aigües de Barcelona, como compañía comprometida con la gestión responsable de un recurso esencial para la vida como es el agua, sigue una hoja de ruta trazada en base a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En ese sentido, para la consecución de las metas resulta esencial que desarrollemos un modelo que se sustente en la economía circular. Con dicho objetivo, tal y como resalta Naciones Unidas este año, debemos fijar nuestra atención en la naturaleza circular del agua. En un artículo publicado en Water Monographies IV: Agua y economía, abordaba precisamente esta cuestión destacando que ha sido en los últimos cien años cuando las actividades humanas han comenzado a interrumpir la circularidad, arriesgando tanto nuestra prosperidad futura como la salud del planeta.
Me refería entonces a un ejemplo a pequeña escala que demuestra la efectividad en la unidad familiar de este sistema de gestión circular simple – recolecta de agua, depuración y reutilización en huerto de las aguas grises, baños secos y compostaje de las heces para uso agrícola-. El proyecto se desarrolló en la comunidad otomí de Amialco, en México, en un lugar árido, con apenas agua potable disponible, donde logramos reducir en un 90% los problemas de salud y casi doblamos, con el conjunto de efectos de la intervención, la renta familiar.
En Cataluña, Aigües de Barcelona es responsable de instalaciones como la depuradora de Sant Feliu de Llobregat, donde el 50% de la energía consumida proviene del biogás que se genera de los lodos. Además tiene la previsión de reutilizar unas 40.000 toneladas anuales de tierra en las obras que la compañía realiza en los 23 municipios donde presta el servicio, contribuyendo de forma sustancial a la reducción del C02.
Aguas Andinas se sitúa como punta de lanza en el desarrollo de la iniciativa de las biofactorías a través de la puesta en marcha de la Biofactoría Gran Santiago, que ya está logrando resultados. Se trata de un proyecto de gran envergadura que avanza en la línea trazada por los ODS. Una realidad que nos permite recuperar agua para nuevos usos. generar cero residuos, lograr la autosuficiencia energética de las instalaciones, y tener cero impacto ambiental, logrando al mismo tiempo la armonía de las instalaciones con su entorno y estar alineados con la economía circular. Todo ello, con un plus de impacto social positivo.
Mediante todos estos son ejemplos logramos estimular los ciclos naturales del agua, sincronizándonos con ellos y optimizándolos para propiciar un sistema sostenible y menos costoso. Utilicemos la naturaleza como inspiración y llevemos, de esta forma, a su máxima expresión la circularidad del agua.