Hoy nos reunimos de nuevo, para conmemorar un año más el Día Internacional de los Museos dedicado, en esta ocasión, a «Museos y Paisajes Culturales». Naciones Unidas entiende por Paisajes Culturales los territorios en constante mutación, las transformaciones impuestas por el hombre, la ciencia, la tecnología y las personas. Los museos aparecen, en este sentido, como depositarios de objetos y bienes, como testimonio material e inmaterial de territorios más o menos amplios.
Hace dos años, en este mismo lugar, el «Ágora», espacio de encuentro y de debate, nos comprometíamos a realizar una profunda transformación de las instalaciones actuales con la mirada puesta en el año 2017, año en el que se cumplen 150 años de Aguas de Barcelona. Lo hacíamos con la voluntad de trasladar a las nuevas generaciones nuestra historia y nuestra pasión por el agua.
En este mismo escenario, Massimo Negri, director de la Academia de Museos de Europa, catalogaba, hace dos años, al menos ocho tipos de museos actuales: seductivos, iconos urbanos, conservadores de patrimonio histórico, educativos/interactivos, fórums, empresa marca, locales y digitales. Todos ellos son herramientas culturales en el más amplio sentido.
André Malraux planteó que ni la mejor de las grandes galerías puede contener todo lo valioso que hay en el mundo. Lo hizo en el «Museo Imaginario», una obra visionaria, una vez finalizó aquel período de locura colectiva en que la humanidad parecía obstinada en transformar el planeta en un gran museo de los horrores.
Hoy, las nuevas tecnologías nos permiten construir nuestro propio museo imaginario, tan personal y subjetivo como portátil e ilimitado.
Y esto es lo que pretendemos hacer en el Museo de les Aigües. Disponer de conexión digital es un progreso de consecuencias inmensas para el conocimiento del pasado, del arte, de la lectura, de la educación… Es un primer paso en la construcción del museo imaginario propio y un gran avance para la comprensión de la realidad presente.
El Museo, el nuestro, el que hemos decidido renovar y en el proyecto del cual ya estamos trabajando, ha de ser emocionante, singular y estimulante sobre una base cognitiva y conceptual robusta. La emoción es el primer umbral para la comprensión. En este sentido, se tiene que aprovechar el «genio del lugar» como primer elemento de singularidad indiscutible. Será necesario valorar como un activo de primer orden el acuífero, por un lado, y por el otro lado el hecho que el espacio industrial donde se ubica el museo, la Central Cornellá, esté en funcionamiento.
Partiendo del realismo de la empresa y del lugar, el tema principal del museo ha de ser la gestión del agua en el entorno urbano, el ciclo integral del agua desde el punto de vista metabólico. El vector medioambiental y de consciencia cívica tiene que impregnarlo todo, así se identifica la sostenibilidad como parte indisociable del discurso sobre la gestión del agua de la compañía.
El patrimonio industrial formado por edificios y maquinaria de diferentes épocas se ha de poner en valor como parte de un discurso global. Además, será necesario identificar la experiencia museística en un todo, formado por un conjunto de edificios (Ágora Agbar, edificio Amargós, casas, depósitos, pozos…) y un jardín museográfico. Éste es fundamental para el proyecto, dado el vínculo paisaje/jardín-agua, su carácter ciudadano y público y su singularidad. El relato museístico tendrá que integrar todo el espacio de la Central Cornellá.
El Día Mundial de los Museos nos invita a contemplar estos espacios como una manera de conexión con lo que hemos sido, lo que somos y lo que queremos ser.
El Área Metropolitana de Barcelona dispone de una excelente oferta museística. Aunque se ha de admitir que el museo más visitado es el del FC Barcelona. Pero hay una amplia gama de alto nivel, además de galerías temporales de exposición. Nuestro impulso al Museo de les Aigües tendrá su propia idiosincrasia, ni pretensión en número de visitantes, ni aspiración a ninguna calificación especial.
No obstante, sí que aspira a jugar un papel que enlaza con una nueva corriente museística: actuar como elemento generador de una nueva realidad urbana, contribuir a la regeneración de un entorno, además de dar testigo de esta realidad que hemos ido construyendo durante ya casi 150 años de especialización en el ciclo integral del agua.
Reivindicamos así el valor de la conjunción de lo que es público y de lo que es privado, al mismo tiempo que dejamos testigo de nuestra propia arqueología y transmitimos nuestra pasión por el agua. Sin duda, nuestro público, básica y fundamentalmente, es local. Pero, siendo un espacio abierto en sí mismo, se proyecta globalmente.
El modelo basado en la dilapidación de los recursos está agotado y nos lleva al abismo. El futuro de nuestra civilización, excepto que queramos verla reducida a objetos en vitrina de museo, pasa por reducir las emisiones contaminantes, asumir como un reto decisivo el cambio climático, diseñar los procesos productivos pensando en la reutilización y optar por una economía circular.
Qué mejor lugar para hacer visible este mensaje colectivo que el Museo Agbar de les Aigües, un espacio concebido como fuente de conocimiento y repositorio de experiencia. Un proyecto de futuro. El Agua es nuestra pasión y el museo una manera más de transmitir este sentimiento a las nuevas generaciones. Es una vertiente más de nuestra voluntad de cooperación entre lo que es privado y lo que es público.
Discurso de Ángel Simón, presidente de la Fundación Agbar, con motivo del Día Internacional de los Museos.