Apreciada alcaldesa, vivimos momentos difíciles en los que estamos viendo, muy a nuestro pesar, cómo años de trabajo en favor de la convivencia, la cohesión social y el progreso económico pueden, de un día para otro, verse afectados y encaminarnos hacia una situación de incertidumbre social y económica que vendría acompañada por un desprestigio internacional, nada favorable a nuestro desarrollo. Barcelona y Catalunya no se merecen perder el crédito que se han ganado a pulso sus ciudadanos, sus instituciones y sus empresas.
Desde mi posición como representante de una compañía que lleva 150 años trabajando a favor de Barcelona y su conurbación, me congratulo de su llamamiento para reclamar a los actores implicados en esta crisis que vuelvan a la sensatez, la cordura y a velar por el interés del conjunto de la sociedad, sin dejarse llevar por las emociones, por los prejuicios y por visiones sesgadas que no nos representan a todos. La fuerza de Barcelona, y de toda Catalunya, ha sido siempre el diálogo y el consenso y ninguna circunstancia, por complicada que sea, debe hacernos abandonar este sendero.
Barcelona debe ser escuchada porque, además de ser la capital de Catalunya, representa lo mejor de las dos partes que parecen incapaces de entenderse. Barcelona es una alumna aventajada de la capacidad de emprendimiento y del trabajo bien hecho que nos caracteriza a los catalanes. Y también es una ciudad capital para España, con su capacidad de acogida de ciudadanos venidos de otras comunidades y con su papel tan relevante, por ejemplo, en las letras en castellano, desde Cervantes al ‘boom’ de la literatura hispanoamericana. Llevamos las dos culturas en nuestro ADN y nadie nos puede pedir que nos desprendamos de una de ellas porque sería como desgarrarnos para siempre.
Quiero por ello expresar mi coincidencia con sus palabras del pasado lunes en las que reclamaba evitar soluciones precipitadas y volver al diálogo, en el mismo sentido que se pronunció su compañera Nuria Marín, alcaldesa de L’Hospitalet. Efectivamente, hemos de recuperar la estabilidad institucional y ofrecer un horizonte de seguridad y confianza. Lo que necesitan y demandan las mujeres y hombres de nuestra sociedad es un marco estable que les permita planificar con tranquilidad sus actividades y sus vidas. Debemos recobrar la sensación de que gobernamos nuestro futuro y que todo lo que hemos construido – con tesón y sentido común- no se desmoronará porque otros no han sido capaces de entenderse y de anteponer el interés general a sus intereses particulares, por muy legítimos que sean.
Barcelona debe tener voz propia en esta situación. Es un símbolo de lo mejor de todos nosotros: entendimiento, trabajo en equipo, suma de esfuerzos, integración de gentes e ideas, respeto a todos los planteamientos… Desde la concordia hemos ganado un prestigio que atrae a ciudadanos y empresas de todo el mundo. No podemos defraudar las expectativas de quienes nos han mirado con admiración desde todos los rincones del planeta.
Señora alcaldesa, nuestra compañía siempre ha sido un aliado fiel de Barcelona, siempre ha apostado por el diálogo y siempre ha permanecido al lado de la ciudad en los momentos más difíciles. Las ciudades, como las personas, se crecen ante las adversidades y los retos y dan pasos de gigante en los momentos de dificultad. Barcelona ha forjado su carácter superando, una tras otra, las pruebas a las que la ha sometido la historia. Ha contado siempre con los mejores aliados: sus ciudadanos. Y también con sus pequeñas y medianas empresas y su tejido comercial. Compañías tenaces y comprometidas, algunas centenarias, que han trabajado codo con codo con todos los agentes y actores para hacerla evolucionar y situarla en primera línea de las ciudades globales. Barcelona es un referente en el mundo gracias al esfuerzo de todos y no podemos permitirnos dilapidar este capital.
Alcaldesa, sepa que cuenta con nosotros en esta situación decisiva porque hoy, más que nunca, son las ciudades las que muestran el camino a seguir y son las protagonistas del siglo XXI. La responsabilidad de Barcelona es mostrar también la vía del diálogo a los responsables de que Catalunya y España sigan impulsando un futuro mejor para todos cuantos formamos parte de estas dos realidades enlazadas y complementarias. Nuestros hijos nos lo agradecerán. Cuente con nosotros siempre que quiera abrir vías de diálogo.
Artículo publicado en ‘El Periódico‘ el miércoles 11 de octubre de 2017.