El Prix Pyrénées, que otorga la Cámara Francesa en Barcelona, reconoce a las personas y empresas que, por su actividad y dinamismo, han contribuido históricamente al desarrollo de las relaciones, no solo comerciales, sino también de amistad entre Francia y España. Es por ello que recibir este prestigioso reconocimiento, que recogí el pasado 20 de febrero en nombre de SUEZ y Aigües de Barcelona, supone un impulso a la labor que hemos desarrollado y que queremos seguir haciendo en el futuro.
Los lazos entre Barcelona y Francia han sido siempre estrechos. De la misma manera que el grupo Agbar, ya desde nuestra creación, ha sido puente entre los dos países. Un punto de encuentro y de intercambio de conocimiento que ha permitido la circulación de ideas, de proyectos empresariales y de profesionales en ambas direcciones. A lo largo de todos estos años, tanto SUEZ como Agbar, se han significado por la búsqueda de la excelencia en su servicio a la comunidad. Han coincidido y confluido en la construcción de una historia de éxito en la que, mediante un diálogo permanente, riguroso y fructífero, ambos se han convertido en un partner indispensable a escala global, acelerando su transformación como grupo para situarse en el núcleo de lo que hoy nosotros denominamos «la revolución de los recursos» y avanzar en el desarrollo sostenible.
Como presidente ejecutivo de Agbar, vicepresidente ejecutivo del Grupo SUEZ y responsable del sector del agua para Iberoamérica y América del Norte, además de España, soy consciente de la responsabilidad y el reto que supone avanzar hacia el acceso universal al agua y al saneamiento en los diferentes territorios. En Barcelona hemos creado un modelo de referencia basado en el trabajo conjunto con las administraciones, con el tercer sector, con los ciudadanos y con el entorno académico. Todo ello confluye en la alta valoración que el grupo tiene del trabajo que se hace desde esta ciudad, centro de conocimiento y estratégico para afianzar la presencia de nuestro grupo empresarial en países como Chile, Reino Unido, México, Colombia, Argelia, Perú, Brasil o Cuba.
El éxito de nuestras iniciativas se debe, sobre todo, al alto grado de implicación de los excelentes profesionales con los que contamos, quienes, a lo largo de estos 150 años, han situado a la compañía en los más altos índices de solvencia y prestigio, no solo en Europa, sino en gran parte del mundo. Asimismo, estos logros alcanzados también son el resultado de un modelo que funciona – y con el que muchos estamos decididamente comprometidos-. Se trata de un modelo que ha demostrado con creces su excelencia en los mejores y en los peores momentos de la ciudad. Ese modelo tiene nombre y es el de Barcelona: ejemplo de colaboración histórica entre sus instituciones y la iniciativa privada, responsable de hitos y logros compartidos que han ayudado a proyectar el nombre de la ciudad como fueron los Juegos Olímpicos. Pero también porta el nombre de Aigües de Barcelona, ejemplo de buena gestión en el sector del agua, de actitud colaborativa con la administración y siempre atenta a las necesidades de los ciudadanos.
Como grupo empresarial hemos sido siempre la punta de lanza del fortalecimiento de la amistad entre España y Francia y nos gustaría seguir ocupando esta privilegiada posición. El modelo de Barcelona debe continuar y fortalecerse como un territorio amigo que apoya a la innovación, las start-ups, que atrae talento y que ofrece un marco seguro y estable en lo político y en lo jurídico para hacer negocios y facilitar inversiones. En definitiva, un lugar abierto al mundo, porque esa es la esencia de Barcelona y, me atrevo a decir, también de toda nuestra compañía.
Ahora mismo el mundo global está lleno de retos que nos obligan a todos a la colaboración, a trabajar en red y a compartir el talento. Francia y España llevan muchos años trabajando juntos, y creemos firmemente que nos quedan mucho camino y muchos éxitos por delante. Nosotros seguiremos tendiendo puentes, como hemos hecho a lo largo de nuestra trayectoria.