Este texto corresponde al discurso de Ángel Simón, presidente de Agbar, en la sesión “Better Together: partnerships for the planet”, en el marco del congreso BforPlanet celebrado en Barcelona, como evento de referencia para los avances en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En estos últimos meses se han agudizado los retos sanitarios, económicos y sociales, que se añaden a los ya existentes previo a la pandemia de la Covid-19, como la emergencia climática, el crecimiento demográfico o el incremento de las desigualdades.
La crisis a la que nos enfrentamos es compleja y desigual – con colectivos y sectores que se ven más duramente afectados y en continuo riesgo de exclusión – y es también un nuevo llamamiento a la transformación. La crisis nos da esta oportunidad, es una llamada para transformar nuestro modelo económico
Para transformar es importante reforzar a nivel país, a todos los niveles, una gobernanza efectiva, que nos permita actuar y concretar iniciativas, en nuestro caso, dentro del marco europeo del que somos parte, y más específicamente del programa Next Generation EU que vendrá próximamente.
Por lo tanto, es esencial la colaboración público-privada, dentro de una gobernanza efectiva, en la que cada parte cumple con su rol y responsabilidad; solo así podremos ejecutar las inversiones requeridas para garantizar los niveles de bienestar.
Hemos visto este último año durante la pandemia como ha crecido la confianza en las empresas: diversos indicadores en las encuestas lo han puesto así de manifiesto, por su capacidad de generar respuestas; pero junto a las empresas, generan aún mayor confianza las alianzas, el esfuerzo conjunto en un proyecto común. En este sentido, es y será todavía más esencial que las diferentes instituciones, bajo ese paraguas de la gobernanza efectiva – es decir, sector público, sector privado, mundo académico, tercer sector…- avancemos de manera coordinada para hacer frente a estos retos que tenemos en la sociedad, que avancemos hacia estos objetivos comunes.
Las empresas formamos parte destacada del tejido social, productivo e institucional para transformar y remontar la situación actual. Es imprescindible que desde las empresas sigamos fomentando el contrato social en nuestra actividad, en el territorio, con las personas. Nosotros como compañía ya lo hacemos, tenemos ese contrato social como marco de trabajo para el progreso conjunto. Se trata de desarrollar nuestra actividad integrando los compromisos con todos los grupos de interés, ofreciendo seguridad y confianza en esta gestión empresarial con valor para todas las personas que conforman la sociedad.
Para afrontar la reconstrucción, desde Agbar ofrecemos en cada territorio un pacto social, esto es lo que todas las empresas en este siglo XXI van a tener que hacer, y que estamos haciendo, solamente este pacto social podrá garantizar una recuperación económica sostenible, basado en tres ejes: la solidaridad; la ocupación de calidad; y una reconstrucción verde e inclusiva.
En este escenario cada vez más globalizado, debemos actuar desde la anticipación y la escucha activa para responder a las crecientes expectativas de la ciudadanía, que demanda mayor transparencia, mayor rigor y veracidad en la información, en un entorno de incertidumbre como el que tenemos. Como compañía ponemos al servicio de la sociedad y de las personas nuestra trayectoria y capacidad de gestión, nuestra vocación de servicio y posición como referentes globales en el sector del agua.
Esta reconstrucción sentará las bases de un futuro sostenible e inclusivo para todos, mediante el desarrollo de proyectos de innovación y digitalización con un impacto ambiental positivo, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y los principios del Pacto Verde Europeo.
El cambio climático es de hecho el principal reto que tenemos delante. El cambio climático tiene una implicación directa en la gestión del agua; desde el sector estamos centrando nuestros esfuerzos en desarrollar sistemas de alta resiliencia. Cada vez hay más territorios — y nuestro país claramente está entre ellos — que son vulnerables a sequías y escasez del agua. El incremento de la temperatura altera los patrones de precipitaciones y aumenta la frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos (lo hemos visto en los diferentes temporales como el Gloria en Cataluña, el DANA en el Sur del Levante o un fenómeno nuevo que ha aparecido en Santiago de Chile que es el ¨río atmosférico¨, provocado por lluvias torrenciales). Estos efectos son fenómenos extremos que impactan claramente en el volumen y la calidad del agua disponible.
Va a ser importante preparar nuestras ciudades con soluciones transversales basadas en la naturaleza, infraestructuras que se integran en la naturaleza, y es lo único que nos va a preservar de retos como las inundaciones y, paradójicamente, de la escasez de agua, y también de la pérdida drástica de biodiversidad o la calidad del aire.
Algunos ejemplos que ya estamos llevando a cabo son: el parque de La Marjal, en Alicante, una zona de ocio en entorno urbano que es inundable y permite mitigar las inundaciones en toda la zona costera de playa; la regeneración de espacios naturales como se ha hecho en el Río Mapocho que traviesa el centro de Santiago de Chile; o los humedales artificiales de depuración en la Illa de Mar y L’Embut, situados en el Delta del Ebro. Vamos a tener que ser más resilientes pero con infraestructuras que estén absolutamente integradas en la naturaleza.
Para garantizar la disponibilidad de agua, los diferentes escenarios pasan, necesariamente e ineludiblemente, por apostar por la regeneración de agua, dado que la mayoría de las fuentes que utilizamos dependen de una manera elevada de la climatología. Por lo tanto, debemos dar una segunda vida al agua, regenerándola para, antes de devolverla al medio, darle otros usos. Será la principal garantía para mantener la excelencia en la gestión del agua, tanto en el ciclo urbano como en la agricultura y en la industria.
Urge promover la transición de un cambio de modelo lineal a circular para reducir el consumo de los recursos naturales y de las materias primas. En Agbar ya hemos situado la economía circular en el centro de la estrategia, y avanzamos no solamente en la regeneración y la reutilización del 100% del agua, sino también en la valorización de todos nuestros residuos o la generación de energía renovable. Un caso práctico son las biofactorías, que son las tradicionales depuradoras, que hemos convertido en generadores de energía y de nuevas materias primas a través de los residuos o el agua que podemos reutilizar.
Por lo tanto, hay que responder, a todos los retos actuales, actuando, pero solamente lo podremos hacer, tal como se ve en estas jornadas, con la colaboración público-privada, también como motor de la reconstrucción, que permita movilizar recursos financieros y ejecutar las inversiones necesarias para garantizar los niveles de bienestar, siempre con rendición de cuenta a todos los grupos de interés, y siempre bajo una gobernanza.
De cara a la Agenda 2030, y como indica el último de los ODS, el número 17, serán imprescindibles las alianzas, entre empresas, administraciones y sociedad civil, para alcanzar estos objetivos. Es una labor de todos. Todos debemos actuar, cada uno desde su responsabilidad, institucional y empresarial, y cada uno, individualmente, con nuestra actitud.