Angel Simón, presidente de Fundación Aquae, reflexiona en su artículo «Agua para un futuro sostenible» (Water Monographies 3) sobre el papel del agua en el desarrollo sostenible, el paradigma que necesariamente «definirá la nueva era de la humanidad».
«El agua puede suponer un serio desafío», señala Ángel Simón, «pero, si es gestionada de manera eficiente y equitativa, puede desempeñar un papel facilitador clave en el fortalecimiento de la resiliencia de los sistemas sociales, económicos y ambientales». El presidente de Fundación Aquae destaca en este artículo -publicado en el tercer número del Water Monographies- el importante papel del conocimiento y la disrupción tecnológica para dar un gran salto adelante en la resolución de los problemas planteados. Todo un reto para gobiernos, empresas, profesionales y académicos. Entre las propuestas que recomienda impulsar, plantea:
- Un obligado comportamiento por parte de las empresas, que incorpore un nuevo círculo virtuoso basado en la economía verde y la reutilización de los residuos.
- Reflejar todos los costes ambientales y humanos de las decisiones económicas y establecer señales, alertas y criterios que dejen claras las consecuencias y los costes.
- Eliminar progresivamente las subvenciones a los combustibles fósiles y encontrar nuevas fórmulas de medir el desarrollo más allá del PIB.
- Impulsar principios comunes para que los países en vías de desarrollo apliquen políticas de crecimiento bajas en emisiones carbono y reducir la de los países desarrollados.
En su artículo, Ángel Simón destaca que «los ciudadanos son los accionistas del bien común, en particular del agua», recurso central del desarrollo sostenible pero también elemento crucial para la adaptación al cambio climático, ya que es vínculo entre el sistema climático, la sociedad humana y el medio ambiente. Asimismo, pone el acento en los avances científicos, que ya permiten que se pueda predecir sequías, anunciar inundaciones, proteger el agua potable y mejorar cosechas. Ilustra estos avances con la reciente crisis hídrica del Estado de California, que es hoy laboratorio de proyectos de teledetección, donde un equipo de la NASA sobrevuela el Parque Nacional de Yosemite para medir las acumulaciones de nieve que nutren el embalse del principal proveedor de agua de San Francisco.
También ofrece datos para la reflexión. Uno de ellos, impactante: los acuíferos, fuente de suministro de al menos un tercio del agua que consume la Humanidad, se están agotando; la mitad de ellos se vacían más deprisa de lo que se recargan, sobre todo en la península arábiga, India, Pakistán y norte de África. Otro dato de relieve, altamente prioritario: se espera que hacia 2050 la demanda de agua aumente un 55%, lo que significa que su gestión será estratégica. «En la mayoría de zonas del mundo», destaca Angel Simón «el problema no es la falta de agua dulce potable sino, más bien, la mala gestión y distribución de los recursos hídricos disponibles. Es aquí donde la transferencia de conocimiento aparece como la vía más eficaz de cooperación».
Por otro lado, además de los retos que se plantean con el exponencial incremento de consumo de agua, energía y alimento para 2050 -como se expone en profundidad en el artículo-, Ángel Simón introduce una delicada cuestión relacionada con la seguridad de los países. «Un viaje por los últimos conflictos que han sacudido el mundo», señala, «permite ver la conexión existente con el cambio climático y su efecto sobre la disponibilidad de agua» y destaca las consecuencias de las sequías recurrentes en Darfour, la sequía que asoló Siria entre 2007 y 2011, la más importante jamás registrada, las largas sequías en Somalia y Sahel o las probables consecuencias de las modificaciones en los glaciares del Himalaya que alimentan el río Mekong, uno de los ríos más largos del mundo.
Otra cuestión clave presente en este artículo dedicado al desarrollo sostenible es la gestión ambiental de las zonas urbanas, que hoy ya son responsables de aproximadamente el 76% de las emisiones de CO2 y muchas de ellas son vulnerables a inundaciones y altas temperaturas. Motivo por el cual, señala Ángel Simón, los responsables locales tendrían que avanzar posiciones en el cambio climático y el nuevo paradigma del desarrollo sostenible con vistas a reducir la contaminación, mejorar la gestión de las infraestructuras y su mantenimiento e instaurar un modelo de economía circular para la reutilización permanente de los residuos. «La gestión sostenible del agua», advierte, «es una de las asignaturas pendientes de muchas ciudades. No sólo en los países emergentes o en vías de desarrollo sino también en nuestro acomodado mundo occidental. Por eso, es preciso realizar un esfuerzo para que la innovación, el talento y el conocimiento faciliten la posibilidad de desarrollar y utilizar nuevas tecnologías para obtener el máximo aprovechamiento de cada gota de agua en el canal de abastecimiento y distribución, así como para conseguir su mejor reutilización».
Finalmente, hace un llamamiento a «las empresas que participamos en la gestión del agua» donde «ese compromiso, no es una opción, sino el punto de partida que legitima para estar en la primera línea de la construcción del futuro de la humanidad. De un futuro sostenible».
Artículo publicado en Fundación Aquae